Alimentación consciente
Comer es una manera de extraer de la Tierra la energía sostenedora de la vida. Cuando comemos estamos asimilando las fuerzas de la naturaleza depositadas en nuestra comida.
Debemos aprender a escuchar nuestro cuerpo de manera intuitiva y reconocer sus necesidades. Es importante conectar con nuestras sensaciones, pensamientos y emociones en el acto de comer para tener una relación sana con los alimentos. Debemos desarrollar consciencia de qué comemos, cómo, cuánto y por qué, lo que nos permitirá conocer mejor a nuestro cuerpo y las señales que nos da.
La alimentación consciente se refiere a aplicar las técnicas de atención plena al comer, en cada rutina de alimentación de nuestra cotidianeidad. Se trata de enfocar la atención a cada situación asociada con los alimentos, desde adquirir los ingredientes adecuados, su preparación, su ingesta y finalmente, la observación de cómo nos hacen sentir una vez que los consumimos.
Para practicar la alimentación consciente debemos tener información certera y conocer los alimentos que consumimos. Debemos ser conscientes de las necesidades de nuestro cuerpo y consumir alimentos que realmente nos nutran. Lo ideal es ingerir alimentos obtenidos con prácticas limpias y orgánicas, ya que de esta manera mantienen todos los nutrientes que necesitamos.
El consumo de alimentos orgánicos se ha convertido en una tendencia creciente e irreversible en el mundo, quien los consume es más crítico y consciente del impacto de los alimentos en su salud y en el medio ambiente. Este consumidor valora la forma de producción de los alimentos dando importancia al vínculo con el productor y al comercio justo, y tiene una mayor conciencia del impacto en la naturaleza de un mal uso de los recursos y el daño que esto provoca al ecosistema.
En la producción de los alimentos orgánicos no se usan productos químicos, no hay manipulación genética y no hay riego con agua contaminada. Los alimentos orgánicos suelen ser locales y de temporada; se dan en una época del año de manera natural y no necesitan nada externo para su crecimiento.
Consumiendo alimentos orgánicos, no solo cuidamos nuestro cuerpo si no que apoyamos a la tierra dañándola menos y siendo menos agresivos con el medio ambiente. Recordemos que no estamos solos, tenemos la responsabilidad de dejarles a nuestros descendientes un planeta que debe seguir funcionando y produciendo alimentos por siglos por venir.
Una alimentación consciente y saludable incluye consumir alimentos naturales e integrales, sin procesar. Cuanto más natural sea nuestra alimentación más energía, vitalidad y nutrientes vamos a tener.
Los alimentos orgánicos nos proveen de todos los nutrientes necesarios para que nuestro cuerpo funcione de manera saludable y eficiente, previniendo así futuros problemas de salud.
Bibliografía:
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- Powell, S. (2014). Alimentación consciente. Málaga: Editorial Sirio.
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